jueves, 6 de noviembre de 2008

Antiguas Costumbres Ascopanas


LA RAMADA .-
Los días martes de cada semana en el barrio “Portada de la Sierra”, la gente que venía de Cascas, Contumazá, San Benito y demás pueblos del Alto Chicama, vendían sus productos que traían como cereales, quesos, aves, ganado ovino, caprino etc., frutas, y en general de todo lo que producía los pueblos de la sierra, llegaban a Ascope, porque después con el producto de las ventas iniciaban la compra de los productos que los grandes almacenes que vendían en su mayoría productos importados de Italia, China, Japón, Inglaterra, etc., los mismos sucedía los días viernes, pero en el barrio “La Estación”, frente al Mercado De abastos y de la Estación del Ferrocarril.

LA RIFA CHINA
Se le llamó la rifa china por el que estableció este juego, fue un chino, quién muy temprano colocaba dentro de una caja el número premiado y luego colgaba la caja a la altura del techo y a las 11.00 p.m. la bajaba y mostraba y anunciaba el número premiado y todo el que había acertado recibía la cantidad de s/. 1.25, es decir que pagaba 25 veces ya que el número costaba s/. 0.05
El organizador de esta rifa, con la finalidad de que jueguen más, lo asoció a los sueños, así por ejemplo si una persona soñó con “muerto” jugaban el N° 28 y así es como entre amigos o vecinos se preguntaban lo que habían soñado.
Los anotadores eran don Juan Gallardo o don Lindor Roncal Castillo, quienes a los que jugaban les entregaban un recibo con el número jugado, firma y sello, por esta labor recibían la cantidad de s/. 1.00

LA LAGUNA CRUZ DE BOTIJA
Lugar muy concurrido tanto por familias ascopanos como por visitantes ya que era un lugar donde pasar momentos de solaz esparcimientos pues por los alrededores se instalaban ranchos donde se vendían bebidas, golosinas y comida y en la laguna se daban los paseos en botes, que eran impulsados por remos, a fines del año 1920 Don Víctor Larco, celebra los primeros conoides genuinos.

CANCHAS DE TENIS
La del Barrio de “La Estación” y que era de tierra afirmada, ubicada cerca de la fábrica de aguas gaseosas de Don Luis Guibert y el propietario de dicho terreno que lo habían cedido para ese fin , fue Don Celso Carranza.
La cancha de tenis de cemento se encontraba ubicada cerca al Camal Nuevo, por el Barrio Bejucal.

CINES TEATROS
Se contaba con los cine-teatros “Pathe” y el “Fénix”, en la época del cine mudo, cuando se terminaba un rollo de la película, el pianista dejaba escuchar alguna melodía, hasta que terminaba el cambio de rollo y continuaba con la función.

PAMPA DE TROCHE O DE AMANCAES
Hasta la década de los años 40 se personificaba a los reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, acá se les llamaba los reyes, indio, blanco y negro, que en brillosos caballos recorrían las principales calles de la ciudad y los nacimientos, donde rendían homenaje a la adoración de los reyes magos al “Niño Manuelito”, el 19 de Enero las pallas avanzaban y cantaban en rítmicos movimientos prometiendo al “Niño Manuelito” volver el próximo 24 de Diciembre.

Entre los meses de Febrero- Marzo, se celebraba los carnavales iniciándose con el juego de cintas, que consistía en colgar un manojo de cintas y luego los concurrentes cogían unos de los extremos de las cintas, los que coincidían en el color , era compadres o comadres y luego se daba inicio al baile celebrando el compadrazgo, después de los Jueves de Compadre o Comadre, venían los carnavales en que se jugaba con agua durante 3 días, Domingo, Lunes, Martes y el día Miércoles de Ceniza, pero en Ascope se continuaban hasta el siguiente Domingo o “Día de la Vieja”.

Los carnavales ascopanos fueron famosos por sus grandes corzos y desfiles de belleza, en que la Reina lucía coronas de plata adornadas con piedras preciosas los fastuosos bailes en que los chisguetes “Amor de Pierrot” o “Amor de Colombina”, las serpentinas y las mascaritas hacían aún más alegre la reunión, la nota picaresca le daba el de “Ño Carnavalón”. Los “Tumba Monte” o “ Palo Cilulo” de aquellos años se caracterizaron porque cada “barrio” quería tener el “Palo Cilulo” mejor vestido y luego bailando alrededor las parejas, con un hacha iban cortando el árbol hasta que caía y los jóvenes cogían lo que podían y como siempre después venían los comentarios sobre cuál de los “Palo Cilulo” estuviera mal vestido.

Pero no todos los carnavales son de grata recordación sino que también en uno de estos sucedió mal lamentable y fue que un jovenzuelo hecho cal viva a los ojos de un adolescente quién perdió la visión, también se corría el pollo que consistía en meter un pollo en una bolsa con una cantidad de dinero y colgarlo de una soga que dos personas hacían balancear de un canto a otro y las parejas formadas de a dos, al ritmo de la música el carnaval, daban saltos para alcanzar al pollo, la pareja que lo cogía tenía que poner dos pollos y duplicar el dinero el próximo año.

Pasado el jolgorio venía el recogimiento y el fervor religioso se mostraba desde el Domingo de Ramos, en que se personificaba a Jesús quién montando en el burrito recorría el pueblo siendo acompañado por una gran cantidad de prosélitos y los días Jueves y Viernes Santo, tanto civiles y militares hacían las guardias de honor a Cristo Yaciente ,en la Iglesia y para la procesión, la Hermandad vestidos con túnica blanca daban inicio al acto religioso que hacían su recorrido procesional, seguido por gran cantidad de fieles.

Mes de mayo, mes de María , en la Capilla de Catán y en la Capilla de Vista Alegre, se realizaban los rezos en las noches y después del rezo los veloriantes, invitaban a los asistentes, la copa de pisco, una taza de café chocolate y su sandwich, esto se hacía hasta el día en que se subía nuevamente la Cruz al Cerro.

El 13 de junio, día de San Antonio, a todos los niños se les obsequiaba en la Iglesia el Pan Bendito que gentilmente obsequiaba por la familia Salcedo.

Todas las festividades religiosas, como “Santa Rosa”, Virgen de las Mercedes, Sr. de los Milagros, San Martín de Porras etc., se hacían con profundo fervor religioso y la procesión de nuestros santo patrón San Juan Bautista no siempre se hacían el día 24 de junio sino que se realizaba en día Domingo.

En el mes de Diciembre las pallas bailaban y le cantaban al “Niño Manuelito” en los nacimientos hechos con chupalla, en los diferentes barrios y en donde a los integrantes de las bandas se les brindaba chincha de jora, dulces, chicha morada y chicha de maní, los nacimientos dignos de mencionar son el de Doña Asunción Miranda, Doña Celia Mantilla y doña María Vera en la Portada de la Sierra, doña Berciola o de doña Emperatriz Merino, o el de la “Mocha” Esther, de doña Pancha Tafur y Antolino Pretell Cortes en el Barrio Bejucal; el de doña Angélica Flores en Pampa de Carrera; el de doña Elisa Calderón de la Estación, el de doña Nora Lozada en el Centro y Doña Adelarde en Catan, y muchos otros de menor trascendencia.

LOS CARNAVALES EN ASCOPE
Antiguamente los días de Carnestolendas, o sea el domingo de Quinquagésima que establece la Iglesia Católica, era motivo de grandes preparativos y de entusiasmo anticipados para el juego, durante los tres días y las diversiones populares que se realizaban, eran también muy festejadas, por parte de la mayoría de las familias ascopanas, conmemorando la festividad de San Cartulino.

Entre las fiestas anuales que se han celebrado con mayor entusiasmo y alegría, fue sin duda, la de los días carnavaleros, las que merecieron siempre el mayor entusiasmo de parte de los ascopanos, ya para el juego, los bailes y jolgorios que se organizaban al efecto en el seno de las familias.

Era costumbre establecida que, desde las primeras horas de los indicados días, se reunían en casa de una de las principales familias del lugar, la mayoría de damas, en la que se iniciaba un reñido juego con polvos de arroz o de almidón, ya blancos o de color, cascarones de esperma moldeados, llenos de olor con esencias aromáticas, mixtura de papel cometa, bastante diminuta; y por último con agua, a baldazo limpio o en globos de jebe; para lo cual se organizaban grupos o cuadrillas de hombres y de mujeres, contendores, para sostener reñida lucha en el juego, dando lugar a carreras y persecuciones recíprocas, de uno y otro sexo, para arrojarlos al agua, y cuya captura producía, desde luego, escenas de indescriptible entusiasmo y alegría, sobre todo en el bando vencedor.

Calmados los ánimos, y acordada una tregua general, se reunían ambos bandos y, entonces se iniciaba el baile entre varias parejas, de los señores y señoras asistentes, a las que seguían las de los jóvenes casaderos, quienes hacían derrocho de alegría y entusiasmo, al son de la música con guitarra y cajón y los cantos populares de la marinera, la cashua, los valses y polkas, entonces en moda. Para el efecto, se buscaba previamente dichos instrumentos y cantores ad hoc, quienes contribuían a amenizar con su nutrido repertorio, al buen éxito de las fiestas.

Las atenciones de los dueños de casa, donde se realizaba, por turno dicha concentración de familias, era por demás, exquisita, afable y cordial; pues nada faltaba, y cada cual se esmeraba en prodigarlas generosamente a sus visitantes. Después del baile, que duraba por varias horas, se realizaba la merienda, la que era provista de exquisitas y sabrosas viandas, preparadas –por casi todas las señoras asistentes al agasajo- y acompañadas, por la tradicional chicha ascopana y el sabroso cabrito, que aún gozan de fama en el Perú; además de otros licores nacionales y extranjeros, de primera calidad.

Tremenda la comilona, sabrosa y abundante, por la diversidad de potajes y suculentas viandas, era aquella amena y divertida, por las ocurrencias y chistes –que ofrecían nuestros viejos abuelos, produciendo la alegría e hilaridad consiguientes en el auditorio; pasado, enseguida a la sala- a proseguir el baile en medio del mayor entusiasmo y el que duraba, por lo general hasta avanzadas horas de la noche y a veces de la madrugada del día siguiente, después de tomar el consabido aguadillo o arroz con pato.

En esta forma se festejaba los días lunes y martes de Carnaval, celebrados alternativamente, en casa de alguna otra familia principal.

El día martes, o sea el último de Carnestolendas, se caracterizaba por dos números especiales que tenían lugar, en la tarde y que han dejado imperecederos recuerdos en los pocos sobrevivientes de aquella ya lejana época tan sugestiva y pintoresca; estos fueron el de los “pollos” el de los “palos” adornados y el entierro de San Cartulino en los extramuros de la población.

Existían dos partidos contendores, el de los encarnados y el de los verdes, los que, desde las primeras horas del día, alistaban sus cabalgaduras, bien aperadas y con sus arreos guarnecidos de piezas de plata y montados en briosos corceles, ostentando los colores respectivos que les servían de divisa, recorrían dichos grupos las calles del pueblo, huyendo de los baldazos de agua, arrojados de los techos y azoteas de las casas. En los barrios de la Portada de la Sierra, el Bejucal y las de Pampas de Carrera, ya estaban desde temprano colgados, en medio de la calle, un pollo elegantemente adornado y guarnecido de cintas y de monedas de plata, cedido por uno de los bandos contendores, para disputarse y la captura del susodicho trofeo.

Previamente, cada grupo, constituido por nutrida cabalgata, después de pasear el pollo por las calles principales, y que simbolizaba la fuerza y color que patrocinaba, a los gritos de Viva lo verde...! o Viva lo Encarnado.....! era colocado nuevamente en su cuerda respectiva, para la hora del salto.

Así se sucedían pues, los recorridos de varias partidas o cabalgatas de verdes o encarnados, en torno de los pollos, cuya captura, una vez lograda, daba lugar a escenas ruidosas y a veces a riñas sangrientas, entre los contendores, al pasear sus trofeo y cuando por lo general, ya se hallaban excitados por efecto de la bebida, en esos días de holgorio y diversión generales. Es de recordar la revalidad y riña originada por semejante motivo, entre dos grupos contendores del Bejucal, encabezados por don Belisario García y don Benjamín Mayo, respectivamente, vecinos populares y prestigiosos de dicho barrio, quienes mantuvieron una seria enemistad por muchos años, hasta su muerte.

Por último, en la tarde de este día, se realizaba la solemne tumbada de los palos, adornados con abundantes provisiones, frutas, botellas de licor y pañuelos; así como el entierro de ño Carnavalón, que era un muñeco confeccionado al efecto, y al cuan se le sepultaba en una ceremonia, bastante pintoresca y sugestiva, después de dar lectura al testamento consabido, por el que dejaba su herencia a los mortales o prosélitos que quisieran recordarlo en la posteridad. Con estas ceremonias se daba por terminada la celebración de tan populares fiestas, las que han dejado gratos e imperecederos recuerdos en la fantasía popular.